La jubilosa y romántica Sonata para violín de Richard Strauss (1888) fue escrita en medio de la relativa inocencia que vivía la Europa de finales de siglo; Dmitri Shostakovich escribió su triste Sonata en 1968 en el apogeo de la Guerra Fría, en el crepúsculo de su existencia. Franziska Pietsch y Josu De Solaun le dan nueva vida a dos obras de contrastes marcados que juntas presentan un retrato complejo y emocional de la existencia humana.